martes, 12 de agosto de 2008

La influencia del otro.


Hace tiempo que vengo pensando en algo, que por otro lado tampoco es nada novedoso, simplemente que lo voy observando; creo que nos conformamos a partir de lo que vemos, oímos, hacemos, leemos, pensamos o imaginamos. Pero, sobre todo, de lo que quería hablar es de como nos influye estar con la gente, la influencia del otro.

Ya que funcionamos por imitación, tener cerca a gente de mente abierta nos ayudará seguramente a tener una mente más abierta. Si tenemos gente tranquila a nuestro alrededor tal vez esto nos ayude a estar más tranquilos. Llegué a observar cómo los gatos se ponen nerviosos si estamos irritados o nerviosos, si gritamos, si andamos o nos movemos de un modo agresivo.
Si tenemos cerca gente que habla a gritos será mucho más fácil caer en el grito, pero si por el contrario cerca de nosotros hay silencio y susurros, seguramente hablaremos menos, y si lo hacemos no levantaremos demasiado la voz.

Hay gente que tiene unos ritmos muy especiales, y que su sola presencia genera un ambiente, un ritmo concreto de conversación. Si en la mesa hay sentadas personas que quieren hablar a toda costa, sin escuchar, o bien aparecerán personas que hablarán cada vez más veloces, o bien personas que permanecerán calladas. Si en casa, o en reuniones, destaca alguien que cuenta historias de un modo habilidoso, captando la atención, pronto se crearán personas que aprendan a escuchar, y que se deleiten con las historias. Si, por ejemplo, hay un padre autoritario que no sólo habla él, sino que además lo hace con voz estentórea , pronto aparecerán hijos sumisos o hijos rebeldes, donde seguramente se aprendan las claves de las disputas, de esos diálogos rápidos donde uno quiere desbancar al otro por medio de réplicas aceradas. Si el ambiente es hostil, nuestro estómago se tensará, y nuestros sistemas de defensa comenzarán a edificar muros de contención. Si el ambiente es tierno, donde uno puede expresar tranquilamente lo que siente, aparecerá pronto la libertad de expresión y la sensación de que uno puede comunicar con facilidad sus sentimientos.
Si el trabajo es estresante, la gente no estará para muchas sonrisas, lo cual evidentemente repercutirá en el trato entre los trabajadores.
Si la tendencia entre los amigos es de insulto siempre habrá quien acabe sintiéndose ofendido, y quien aprenda a dañar sin compasión.

Cuando uno frecuenta personas que tratan de negocios no dejará de oír tecnicismos, voces diplomáticas, y palabras referentes al sube y baja del dinero.
No es lo mismo estar charlando con un pastor de ovejas, que con un inversor de banca.

Al imitar, no dejamos de apropiarnos sentimientos de otros, y así llegamos a aprender a usar el sarcasmo, o toda la maravillosa técnica del engaño.

No nos sentimos igual en el salón de un restaurante de cinco estrellas, que en el salón de un hostal, y como no nos sentimos igual no nos comportamos igual.
Cuando, a veces, se consigue reunir amigos de ambientes diferentes suele ocurrir que unos no cuadran con los otros. tal vez alguien sea capaz de zambullirse en ambientes diferentes, pero no ocurre igual con todos.

Por ejemplo, recuerdo la primera vez que fui a ver una pelea freestyle de hip hop. Nunca había tenido un amigo al que le gustase el hip hop, y no había tenido la necesidad, tampoco la curiosidad de ir a una de estas peleas. Al final, me gustó y fui a un par más de ellas. Allí la gente canta, rapea, se hacen ritmos con la voz, hay un tipo de miradas, se ven grupos muy definidos, la estética es de un modo concreto. Si este entorno fuese mi habitual no me sentiría extraño, e incluso tal vez yo me comportaría como ellos, pero no consigo engancharme a ninguna tribu.
Un entorno católico, donde por ejemplo todas las noches, antes de acostarse, se rece a dios, o un entorno hippie, donde todas las noches, antes de acostarse, se fume un porro.

En El Cairo, por ejemplo, no es extraño encontrar a cuatro subidos en una motocicleta, y como todos lo hacen pues todos se ven con la posibilidad de hacerlo. Está claro que la suma de individuos conforma la sociedad en la que estos viven.

Depende de con quien nos vayamos encontrado por el camino acabaremos siendo unos u otros. Cuando toda la gente cercana es un horror, siempre nos queda la lectura, la reflexión, la imaginación, y por supuesto la curiosidad.

No hay comentarios: